RELEED #1 / 10

Ediciones INTA: un caso de política editorial pública para la promoción y el acceso abierto a contenidos científicos

Gustavo Ciuffo

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Resumen

El trabajo analiza la gestión de Ediciones INTA, el sello editorial del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, en el marco de las políticas públicas de acceso al conocimiento. Se aborda fundamentalmente la articulación de las múltiples dimensiones de la práctica editorial en la construcción de una política institucional que, por un lado, asegure la promoción y democratización del conocimiento y, por otro, lleve adelante la comunicación de su catálogo y su presencia en el espacio público.

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Palabras clave: políticas editoriales, políticas públicas, política institucional, catálogo

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Introducción

El campo editorial se constituye sobre procesos de producción, comunicación y transmisión que se desarrollan, además de motorizados por múltiples dimensiones sociales, políticas y económicas, en función de su pertenencia a uno de los tres sectores principales: público, privado y el denominado tercer sector.

En las políticas del sector público, la gestión editorial cumple un rol social para la promoción y democratización del conocimiento, además de representar un eje de transmisión cultural que se desarrolla en el tiempo y un eje de comunicación que opera, junto a otras prácticas sociales, en un momento determinado.

Ediciones INTA, la marca editorial del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, es un ejemplo del impacto sobre estas dos coordenadas: la sincrónica que permite la comunicación en un ámbito actual y la diacrónica que asegura la transmisión generacional en el tiempo. El organismo publica un promedio de cien títulos al año[1] y garantiza el acceso de esos contenidos a través de donaciones periódicas a bibliotecas y de una fuerte presencia en el entorno digital[2], sobre todo como parte del Sistema del Sistema Nacional de Repositorios Digitales[3].

Esta presentación aborda la articulación de las múltiples dimensiones de la práctica editorial en la construcción de la política de publicaciones de Ediciones INTA, sobre todo en lo que respecta a los procesos de reorganización de su catálogo, la creación de colecciones y la comunicación de contenidos en el marco de las políticas públicas.

El INTA y su área editorial

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es un organismo público descentralizado con autarquía operativa y financiera, que depende de la Secretaría de Agroindustria de Argentina. Trabaja en investigación para el desarrollo del sector agropecuario y es la única institución latinoamericana, y una de las pocas en el mundo, que posee componentes de investigación y extensión en su estructura.

La investigación del INTA genera información y tecnologías para los productores en materia de producción vegetal y animal, desarrollo económico y social, temáticas ambientales y desarrollo tecnológico. Este trabajo puede ser llevado adelante gracias a la presencia que tiene la institución en las cinco ecorregiones de la Argentina (Noroeste, Noreste, Cuyo, Pampeana y Patagonia), donde se alojan más de 400 unidades.

La actividad editorial dentro de un organismo como el INTA es periférica, ya que no es su principal objetivo hacer libros. Sin embargo, la penetración territorial que mencionábamos más arriba hace que haya investigadores, científicos y técnicos que permanentemente estén generando conocimiento. Esos conocimientos pueden materializarse en informes, papers, artículos de revistas y también libros. Y es ahí donde interviene la marca editora del instituto: Ediciones INTA.[4]

El catálogo de autores y títulos refleja de manera muy representativa el aporte que como organismo del Estado el INTA realiza en investigación y desarrollo tecnológico para el sector. El sello editorial lleva más de cincuenta años de historia, un número de autores que se cuenta por miles ­–cada profesional del INTA es un autor en potencia– y una facturación por venta de ejemplares que, sin ser demasiado grande, permite retroalimentar el circuito de publicaciones.

Los libros editados por el INTA se dirigen a un lector que busca, en esas publicaciones, material de alta calidad científico-técnica, con la garantía proporcionada por una institución de prestigio como el INTA.

El espíritu federal que mencionábamos anteriormente, y que expresa como pocos organismos del Estado un ejemplo de política descentralizada y gestión pública, supone asimismo un fenómeno altamente complejo para la edición de libros. Cada unidad del INTA genera sus propios libros y, en ocasiones, los criterios de edición, diseño y publicación adquieren diferentes características dependiendo del lugar en que hayan sido producidos.

Analizaremos a continuación las estrategias desplegadas por Ediciones INTA para, por un lado, establecer una identidad de marca y estandarización de criterios de publicación y, por otro, garantizar que sus libros, generados al amparo de un organismo público, sean accesibles al mayor número de lectores posible.

Sociedad de la Información y praxis editorial

Dado que el sector editorial de INTA se desarrolla dentro de un área más general de Comunicación, resulta pertinente partir de un concepto bastante extendido en las últimas décadas: la Sociedad de la Información. Esta noción, desarrollada sobre todo por Manuel Castells (2001), supone pensar el complejo social en el que vivimos como un lugar constituido alrededor de la información y en donde las tecnologías juegan un papel clave en las actividades sociales, culturales y económicas. Este paradigma tecnológico es lo que determina, en palabras del sociólogo español, “la transformación de nuestra cultura material” y, por ende, supone una alta capacidad de penetración de los efectos de la tecnología de la información en la vida cotidiana.

Al mismo tiempo, el cambio de paradigma que trae consigo la llegada de la Sociedad de la Información supone pensar esta información como un medio para la “comunicación del conocimiento”.En este sentido, es interesante retomar dos conceptos de Debray (2007) sobre las modalidades para la circulación de la información: Transmisión y Comunicación.

Para el ensayista francés las nociones de “comunicar” y “transmitir” son centrales para comprender las sociedades actuales. La transmisión, que es el eje diacrónico, el de los valores y saberes para la memoria, se transmite de generación en generación para el desarrollo de una cultura (un corpus literario nacional, por ejemplo, se transmitirá de una generación a otra en relación con otras esferas sociales, por ejemplo, la institución educativa). Complementariamente, la comunicación se desarrolla en un eje sincrónico y se relaciona con la actualidad y la velocidad, la circulación de la información en el espacio, esto es, en un ámbito social determinado. (Por ejemplo, un best seller tendrá un impacto principalmente comunicativo en un momento determinado).

Los objetivos y estrategias de Ediciones INTA operan en estas dos coordenadas. Es decir, como parte del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología transmitiendo conocimientos a la comunidad científico-educativa, pero también comunicando esos contenidos, con enfoques más divulgativos y orientados a un público contemporáneo, tal como veremos más adelante.

Reorganización del catálogo y publicaciones digitales

En su capítulo “Emprendimientos y acciones como praxis de la actividad editorial”, Martín Gómez (2019) analiza la praxis del campo editorial en función de la orientación que tiene el proyecto. En este sentido, Gómez distingue algunos ejes principales como género-campo, industria cultural, institución, comunidad y obras-autores, entre otros. En función de estas orientaciones la editorial se define como impulsora de cierta perspectiva dentro de un campo social y desarrolla esta perspectiva estableciendo un determinado catálogo.

En el caso de Ediciones INTA la orientación es claramente determinada por la institución, que es quien provee las condiciones y financia las publicaciones. El organismo espera asimismo que los objetivos institucionales se expresen en el catálogo y en la política editorial en su conjunto.

La mayor complejidad que presentaba el INTA cuando emprendió su proceso de reorganización editorial (en 2014) era el hecho de que cada unidad del país diseñaba, editaba y publicaba sus libros según criterios disímiles[5] Esto impactaba negativamente en la identidad visual de los libros, al tiempo que se notaban diferencias de formatos y tamaño, falta de criterio en elementos paratextuales, estilo diverso en la redacción, ausencia de soporte digital y falta de política en materia de derechos de autor y propiedad intelectual.

Además, el fondo editorial estaba compuesto por colecciones estructuradas en múltiples temáticas (casi tantas como actividades de investigación realiza el INTA)[6].

A partir de la detección de estos problemas se diseñó un proyecto para lograr 1) un catálogo con colecciones que focalicen en la demanda de los nuevos lectores; 2) la protección de las obras, cualquiera sea su formato y su medio de difusión; 3) una fuerte articulación con organismos del Estado que sean socios estratégicos para difundir los libros de Ediciones INTA y 4) la modernización del sello editorial.

Con estos objetivos se elaboró un protocolo que se materializó en diferentes normativas validadas por el Consejo Directivo de la institución. Y sobre esos documentos se estandarizaron las variables mencionadas anteriormente, desde los criterios en el diseño y estilo de los libros hasta la promoción de las publicaciones, pasando por cuestiones formales de derecho de autor y registro de libros.

El punto de partida fue dejar de pensar las colecciones con un criterio temático para focalizar en el tipo de lector de Ediciones INTA.  De este modo, de un tipo de segmentación de colección definida por cada temática específica se pasó un criterio de colección que tomara como premisa el tipo de uso que hacen los lectores de los libros.

En este sentido, la experiencia de los últimos años y el seguimiento que la editorial había realizado, tanto a través de su librería central como de las librerías itinerantes de las exposiciones, le había permitido definir perfiles de lectores: docente universitario y estudiante avanzado, profesional, productor y público general.

Iuri Lotman (1996) señala en La semiosfera que el libro en tanto dispositivo intelectual busca un lector capaz de completar y transformar el texto en virtud de sus competencias. Por otro lado, todo libro establece diferentes procesos que condensan la información y relacionan, por ejemplo, destinador y destinatario, auditorio y tradición cultural o lector y texto. Sobre esto último, Lotman señala que un texto que atienda a las particularidades del lector al que se dirige “deja de ser un mero mediador en el acto de comunicación, ya que define un interlocutor de iguales derechos que posee un alto grado de autonomía”.

Justamente pensando en esta capacidad de autonomía, y en el libro/texto como transformador de mensajes, los contenidos de Ediciones INTA fueron diseñados en función de las competencias de los diferentes grupos de lectores. Así se desarrollaron seis colecciones orientadas a diferentes perfiles y necesidades de cada uno:

Colección Investigación. Se incluyeron en esta colección aquellos libros con trabajos originales de investigación e innovación, en los que se ha cumplido con la metodología que corresponde. Son escritos por investigadores, profesionales o técnicos y tienen un tratamiento científico de los temas tratados.

Colección Recursos. Esta serie contiene publicaciones provenientes de la evaluación de resultados de investigación e innovación o la puesta en práctica de los mismos. El objetivo de la colección es que el libro sea una “herramienta” con recursos para el productor o el trabajador rural.

Colección Educación Superior. Como toda publicación didáctica, los libros incluidos en esta serie contienen materiales para ser utilizados en procesos de enseñanza-aprendizaje, así como también para orientar e informar sobre aspectos tecnológicos o de innovación específicos que sirvan de apoyo a las actividades docentes y de investigación.

Colección Institucionales. Dentro del paraguas de esta colección se incluyeron las publicaciones que proyectan la imagen del INTA a partir de contenidos no técnicos, donde se reflejan las novedades de la institución, su historia y evolución, memorias anuales, la planificación estratégica institucional a mediano y largo plazo y cualquier otro documento de naturaleza normativa o política.

Colección Infanto-Juvenil. Orientada a niños y adolescentes, esta colección presenta temas científicos y técnicos, pero con un lenguaje que ha sido adaptado para el público joven.

Colección Divulgación. Esta serie aborda los principales avances científico-técnicos y lo hace con un tratamiento sencillo y de acceso al público general. Los textos son trabajados por especialistas y profesionales de la comunicación para adaptar los contenidos a los objetivos de la colección

Al nuevo concepto para las colecciones se sumó el rediseño de las tapas, la estandarización de formatos (sólo 3 tipos de formatos permitidos) y una serie de normas para interiores (composición, caja, tipo y tamaño de letra, emplazamiento de los títulos, paginación, imágenes, etc.).

El conjunto de estos procedimientos, normativas y protocolos que, como decíamos anteriormente, fueron aprobados por los órganos directivos de la institución, se pusieron a disposición en un sitio dentro de la intranet institucional. En este sitio se volcaron plantillas para tapas, manuales de estilo, modelos de contrato con autores y otras herramientas que les permitieran a los autores y sus colaboradores[7] editar bajo ciertos estándares libros con una identidad general y común a todos.

Repositorio Digital Abierto

En paralelo al reordenamiento del catálogo, se incorporó una fuerte política de edición digital que incluyó la puesta a disposición de publicaciones en formato e-Pub y PDF, por un lado, y la incorporación del INTA al Sistema Nacional de Repositorios Digitales, por otro.[8]

El Repositorio Digital Abierto, que es Ley desde 2013 y supone el acceso abierto a investigación científica sostenida con fondos públicos en Argentina, vino a dar una respuesta parcial a un problema que existe hace años: la apropiación privada de la investigación realizada con fondos públicos.

En Argentina, como en la mayoría de los países, los investigadores que realizan su actividad con fondos estatales necesitan publicar sus trabajos para continuar sus carreras y ser valorados dentro del sistema científico. Para ello, en muchas ocasiones dependen de revistas que se apropian de manera monopólica de los resultados de sus investigaciones y que luego, paradójicamente, venden suscripciones a las mismas instituciones que realizaron dichas investigaciones.

El circuito podría resumirse de la siguiente manera: el Estado financia toda la cadena de la producción, la revista se apropia del resultado y luego la vende al propio Estado.

El movimiento de acceso abierto viene bregando por romper con este esquema desde hace años y, en este sentido, la aprobación por unanimidad de la Ley de repositorios institucionales aprobada por el Senado en 2013 sumó un aporte sustantivo en esa causa.

El modelo de Acceso Abierto (AA) a la producción científico-tecnológica implica que los usuarios de este tipo de material pueden, en forma gratuita, leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o enlazar los textos completos de los artículos científicos, y usarlos con propósitos legítimos ligados a la investigación científica, a la educación o a la gestión de políticas públicas, sin otras barreras económicas, legales o técnicas que las que suponga Internet en sí misma.

La única condición que plantea este modelo para la reproducción y distribución de las obras que se pongan a disposición es la obligación de otorgar a los autores el control sobre la integridad de su trabajo y el derecho a ser adecuadamente reconocidos y citados.

Derechos de autor, registros y acuerdos de edición

En materia de formalidades y aspectos vinculados con el derecho de autor, Ediciones INTA empezó a elaborar, al igual que en las cuestiones de edición y diseño, una serie de protocolos para garantizar la uniformidad de criterios en todas las unidades del país.

Las complejidades del organismo mencionadas más arriba hacían que, por ejemplo, cada unidad gestionara sus ISBN ante la Cámara Argentina del Libro con el nombre de la sede correspondiente y no como INTA. De este modo, durante años se originaron múltiples números identificadores de la casa editora, con el consecuente problema de falta de control sobre las publicaciones del organismo.

Actualmente el punto de partida para la publicación de un libro, además de un análisis previo que demuestre la existencia de condiciones que la ameriten, es la estandarización del pedido de ISBN a través de un departamento documental dentro del INTA que centraliza esa información. De este modo, se asegura que cada obra que se edita en las diferentes unidades del INTA pase por un control de estándares en donde, aprovechando la información requerida para solicitar el ISBN, se pueda observar si el libro ha cumplido con los protocolos de diseño y edición.

Además, entre los cambios incorporados en virtud de esta organización se comenzó a solicitar que la obra esté avalada por el responsable técnico en la temática o el director de la unidad donde se genera el libro. Esto asegura su originalidad y calidad técnico-científica, además de validar entre pares un contenido especializado.

En materia de derecho de autor surgió en su momento un problema no menor vinculado a que cada uno de los autores de los libros del organismo son, al mismo tiempo, empleados por el instituto. Es decir: los libros generados en el marco de investigaciones, proyectos y trabajos de cualquier unidad perteneciente al INTA son obras creadas al amparo de un contrato laboral o una prestación de servicio o contratación de obra, previsto en las leyes autorales de cada país.

Más allá de lo anterior, y como es reconocido por las leyes de Propiedad Intelectual, los autores gozan de derechos (patrimoniales y morales) que deben ser respetados y reconocidos por el editor. Por ello, Ediciones INTA incorporó Acuerdos de Edición que firman las partes y que establecen –entre muchas otras cláusulas que aseguran la titularidad inédita de la obra– que el autor recibe por parte de Ediciones INTA un porcentaje de libros de la tirada total y que ambos acuerdan deberes y derechos en el marco de este acuerdo y de lo que indica la Ley 11.723.

Por último, y también en materia de derechos de autor, se amplió la posibilidad de licenciar los usos de las obras, sobre todos aquellas que son publicadas en el entorno digital. 

Como se sabe, entre los derechos patrimoniales del titular se incluye el Derecho de Comunicación Pública. En el entorno digital este derecho equivale a la puesta a disposición del público. Es decir que no tiene sentido alguno subir a una plataforma online un libro con opción a que se descargue libremente y en cuyo interior se mencione la reserva total de derechos, tal como estipula el copyright.[9]

En este sentido, las licencias copyleft se presentan como una solución muy acorde a la forma de circulación que tienen los libros digitales publicados por Ediciones INTA. Estas licencias expresan muy claramente la voluntad del autor sobre los límites y alcances del uso que pueden hacer los usuarios respecto a la copia, reproducción, modificación, traducción y adaptación de las publicaciones.

En Argentina copyleft: La crisis del modelo de derecho de autor y las prácticas para democratizar la cultura (Busaniche, 2010) se recogen algunos de los argumentos por los que las licencias de tipo Creative Common posibilitan la distribución de los libros y las producciones alentando la copia, la posibilidad de realizar obras derivadas respetando la autoría y la utilización con o sin fines comerciales. Marilina Winik, una de las autoras de Argentina copyleft, sostiene que en todas las posibilidades que agrupan estas licencias, la distribución y atribución de autoría siempre están presentes:

Editores y autores entienden que este tipo de licencias les habilitan un marco de acción coherente en relación a los contenidos de los libros. Es por eso que cada vez son más utilizadas, tanto en el soporte material como en la web, generando empatía y coherencia respecto al tipo de práctica editorial que fomentan.

Las licencias Creative Commons poseen cuatro atributos: la paternidad, el permiso para la explotación comercial, el permiso para la transformación de la obra y la continuidad de la licencia. El primer atributo es obligatorio: siempre debe reconocerse al autor (tal como establece el derecho moral de paternidad). Los otros tres son opcionales; es decir que el autor puede permitir o no la explotación comercial de su obra, las obras derivadas y la posibilidad de que una nueva obra tenga la misma licencia inicial que el autor eligió. Así, combinando estas características, se pueden crear seis tipos de licencia distintos según la obra y el objetivo que persigue su autor.

El uso de este tipo de licencias, que –recordemos– son herramientas perfectamente legales amparadas en las mismas legislaciones de DA, resultan muy acordes al tipo de política editorial llevada adelante por un organismo público.

Aplicar este tipo de licencias al libro propiamente dicho no es tarea fácil; ante la libre circulación del contenido se plantea el inconveniente de la sustentabilidad económica y a muchas editoriales comerciales les cuesta sostener este esquema. Sin embargo, para contenidos de acceso abierto como es el caso de las publicaciones generadas por Ediciones INTA, este tipo de licenciamientos resultan una opción más que recomendable.

Es verdad que los licenciamientos de este tipo no empiezan ni terminan con Creative Commons, estas licencias solo tienen la ventaja de que están estandarizadas. Hay proyectos y ejemplos en otros países de organismos del Estado que han probado con sistemas más complejos.

Por ejemplo, el equivalente al INTA en Uruguay, el INIA, forma parte de un sistema que financia el Estado y que les permite a todos los ciudadanos acceder gratuitamente a publicaciones científicas con Copyright, a través del Portal Timbó. Esta plataforma contiene libros bajo licencias que solventa el Estado y tiene un precio anual alto. Es solo un caso entre tantos, pero ilustra las múltiples opciones que, a futuro, se pueden evaluar para este tipo de sistema de acceso abierto.

Comunicación de la ciencia

El proceso editorial se cierra, como en todo circuito de este tipo, con la distribución, promoción y venta de los libros. En el caso de INTA, garantizar la accesibilidad a las publicaciones es, más que la venta, su razón de ser. La mayoría de las publicaciones se editan en formato digital y se incorporan, además de al Sistema Nacional de Repositorios Digitales, al sitio web del organismo.

La comunicación de estas publicaciones es clave para asegurar que los libros puedan estar disponibles para la mayor cantidad de lectores posibles. En este sentido, el hecho de que Ediciones INTA sea parte de una Gerencia de Comunicación es un valor agregado.

El área de comunicaciones del organismo posee una gran capacidad para visibilizar contenidos de INTA y un vínculo aceitado con medios y organismos del Estado. Un ejemplo de ello es el programa Pampero TV, el noticiero agropecuario que se produce en INTA y que se emite todos los días por la Televisión Pública Argentina. A ello se suman las marcas INTA Informa, Revista RIA y múltiples canales con piezas audiovisuales, radiales y multimedia.

El paraguas de esta área que trabaja con múltiples formatos y a través de diferentes plataformas le otorga a Ediciones INTA una serie de recursos de comunicación que garantizan una potente promoción y visibilización en el espacio público.

Para llegar al mayor número de lectores posible es imprescindible definir cuál es el público al que van dirigidas las obras. Esto último, además de que posibilita establecer las características de cada nuevo producto/libro, permite dimensionar el tipo de comunicación necesaria y encontrar los canales de distribución y fidelización para ese tipo de público.

Como vimos anteriormente, la propuesta de nuevas colecciones (Investigación, Divulgación, Recursos, Infantil, Juvenil, Institucional y Educación) apunta a satisfacer la demanda de perfiles de público identificados. Y esta clasificación no sólo sirve para pensar en colecciones, sino también para diseñar estrategias de comunicación que incluyan campañas, lanzamientos, encuentros y materiales promocionales.

Además de la llegada a medios y referentes del sector agropecuario, universitario y el sistema científico, el INTA posee un gran potencial, como organismo del Estado, para articular con instituciones pares. Un ejemplo de ello son los intercambios con la CONABIP, a través de entrega de libros, capacitaciones y acciones conjuntas en el territorio. También las donaciones que, periódicamente, se realizan a las universidades públicas que tienen facultades de veterinaria y agronomía.

Por último, y en materia de difusión de publicaciones, recordemos que el INTA posee una estructura interna de más de 7.000 empleados, lo que genera que la comunicación interna también deba ser considerada a la hora de emprender una campaña de promoción editorial. En este sentido, los sitios institucionales de circulación interna son aprovechados para promocionar las novedades y llegar a un público que va a amplificar el mensaje en su región.

Conclusiones

Retomando las coordenadas que mencionábamos al inicio de este trabajo sobre los conceptos de Transmisión y Comunicación, podemos afirmar que ambos ejes son trabajados simultáneamente en la gestión editorial del INTA. Por un lado, el hecho de que esos contenidos se proyecten en el tiempo en virtud de su inclusión en reservorios digitales y bibliotecas garantiza la transmisión cultural sobre una línea de tiempo que funciona como puente de generación en generación. Y por otro, la etapa de difusión que mencionábamos en el punto anterior asegura que el conocimiento generado por el Estado esté disponible para una cantidad de importante de lectores.

A propósito de esto último, Giles Deleuze (2007) plantea la relación de la prensa y el libro, y sostiene que los medios de comunicación han ido tomando progresivamente conciencia de su posibilidad de crear acontecimientos. Y en muchas ocasiones para referirse a estos acontecimientos se recurre a fuentes del ámbito de la literatura o de intelectuales que son reconocidos por su trayectoria como autores. Esto genera un cruce entre el mundo editorial y el de los medios que repercute en un círculo virtuoso para ambos.

Este cruce que menciona el Deleuze es un factor clave a la hora de pensar la difusión de contenidos como los que genera Ediciones INTA. Un buen número de autores del organismo, reconocidos por su trayectoria y manejo de diferentes temáticas agropecuarias, son consultados por la prensa especializada y medios en general. Los libros publicados por estos autores son retomados por los medios y en ocasiones funcionan como fuente y material de consulta.

Finalmente, podemos mencionar que la incorporación de Ediciones INTA al escenario digital permite trazar un camino que avanza a la par de las demandas y los nuevos escenarios de comunicación. La proliferación de las TICs representa una oportunidad de tener presencia en plataformas online pero también supone un desafío para la edición electrónica, que para su implementación necesita nuevos esquemas que aseguren una correcta apropiación de los usuarios de los textos, respetando los derechos de autor y los buenos usos.

La experiencia de formatos adaptados al entorno digital supone el despliegue de un tipo de diseño que estructure los diferentes contenidos (fotos, ilustraciones, cuadros, incluso recursos interactivos como en los e-PUB desarrollados por Ediciones INTA) que puedan ser percibidos en una interfaz acorde a lo que espera el lector.

En De la producción de conocimientos hacia la presentación de conocimientos, Gui Bonsiepe (2000) afirma que en el entorno digital “el desafío que hoy se está dando en el diseño gráfico tradicional y en otras disciplinas basadas en la investigación es la presentación de la información interactiva”. El autor piensa la “interacción” como una modalidad que presenta la información contenida en el libro de manera no lineal. Y en este sentido, recursos introducidos en algunos e-PUB de Ediciones INTA, como el hipertexto o la realidad aumentada, por ejemplo, expresan una nueva forma de presentar la información que aporta una experiencia más satisfactoria en el acceso a la información científica.

Bibliografía

bonsiepe, G. (2000). De la producción de conocimientos hacia la presentación de conocimientos. La Habana: Encuentro de Diseño, Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI).

Boretto, M (2010). Contratos de Edición. Guías de licencias y cesión de derechos, Derechos de Autor E-books y el entorno digital. Buenos Aires: Editorial IB de F.

Busaniche, B.  (2010). Argentina copyleft: La crisis del modelo de derecho de autor y las prácticas para democratizar la cultura Buenos Aires: Edición Böll – Cono Sur.

Castells, M. (2001). La era de la información. Madrid: Alianza.

Debray, R. (1997). Transmitir. Buenos Aires: Ediciones Manantial.

Deleuze, G. (2007). Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas. Valencia: Pre-Textos.

Gómez, M. G. (2019). “Emprendimientos y acciones como praxis de la actividad editorial”. En Edición en construcción. Los estudios editoriales en perspectiva social y cultural. Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras (UBA).

Lotman, I M. (1996). La semiosfera I. Madrid: Cátedra – Universitat de Valéncia (pp. 53-57).

Gustavo Ciuffo. Master en Edición por la Universidad de Alcalá y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires. Cursó el doctorado en Lingüística y Literatura en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha ejercido la labor periodística, editorial y docente. En la actualidad coordina el área editorial del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y es docente en Derechos de Autor de la carrera de Edición de la UBA.

Para citar este artículo: Ciuffo, Gustavo (2019). “Ediciones INTA: un caso de política editorial pública para la promoción y el acceso abierto a contenidos científicos”. RELEED. Revista Latinoamericana de Estudios Editoriales, núm. 1. Buenos Aires: Red de Estudios Editoriales (Universidad de Buenos Aires).


[1] El dato surge de la Cámara Argentina del Libro (CAL) y se basa en el número de ISBN tramitados anualmente. Se incluyen publicaciones digitales y físicas.

[2] En la web institucional (https://inta.gob.ar/) se puede acceder al catálogo de libros así como a papers, documentos, artículos, publicaciones seriadas y contenidos multimedia.

[3] http://repositorio.inta.gob.ar/

[4] https://inta.gob.ar/edicionesINTA

[5] Estamos hablando de que la estructura del organismo comprende, además de una sede central, 15 centros regionales, 52 estaciones experimentales, 6 centros de investigación, 22 institutos de investigación y 350 unidades de extensión.

[6] Recursos genéticos, Cultivos industriales, Turismo Rural, Cereales y Oleaginosas, Hortalizas, Plantas, Prospectiva y políticas públicas, flores, Sanidad vegetal, Caprinos y camélidos, Biotecnología, Lechería, Apicultura, Forrajes y Pasturas, Salud animal, Agricultura Familiar y Huertas, Desarrollo territorial, Alimentos, Energías renovables, Maquinaria y Herramientas agrícolas, etc.

[7] El INTA tiene una red de comunicadores con presencia en todas las provincias.

[8] Para formar parte del SNRD las instituciones deben, entre otras cosas, pertenecer al Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación y tener al menos un repositorio digital funcionando o proyectado.

[9] “La protección del Copyright se limita estrictamente a la obra, sin considerar atributos morales del autor en relación con la misma, excepto la paternidad aunque no por el mismo sino como un derecho personalísimo propio del derecho común. La Convención Universal de Ginebra de 1951 que adopta en el símbolo internacional del Copyright refleja este enfoque” (Boretto, M. Material de Cátedra Derechos Editoriales y de Autor. Carrera de Edición-UBA).